| Jue, 13/09/2018 - 00:00
Con Urban Garden, un estudiante de la Universidad EAN transforma la vida de las familias campesinas en Colombia.
Desplazadas por la violencia, dos hermanas y una madre llegaron a Bogotá desde el Putumayo. La dinámica caótica y agresiva de la ciudad significó un duro golpe para esta familia que vivía del campo. Encontrar un trabajo y enfrentarse a este nuevo mundo parecía, en aquel momento, un reto imposible de superar.
Sin embargo, conocer a Franklin Guerrero, egresado de la maestría en Gerencia de Proyectos de la Universidad EAN, cambiaría por completo el rumbo de esta historia y les daría la oportunidad de sumarse a un proyecto social y ambiental que está dejando una huella significativa en varias familias en condición de vulnerabilidad.
Se trata de Urban Garden, un emprendimiento que quiere aumentar las áreas verdes en Bogotá, a través de la producción y venta de infusiones de plantas aromáticas, medicinales y condimentarias como la caléndula, el romero, la limonaria, la manzanilla y la albahaca.
“En la actualidad estamos trabajando con cinco familias de estratos 1 y 2 que viven en la localidad de Usme y en las veredas de La Requilina y Chiguaza”, cuenta Guerrero, quien además explica que su proyecto utiliza cultivos propios y asocia a pequeños productores urbanos. Este aporte social, precisamente, es el principal diferencial del emprendimiento de Franklin.
La idea original surgió en el 2016, cuando Guerrero cursaba una asignatura llamada ‘Cultura del Emprendimiento’ durante su maestría en la Universidad EAN. “Entre tres compañeros propusimos el proyecto, luego lo presentamos durante un foro, nos ganamos el premio y terminamos presentando el negocio ante el Instituto para el Emprendimiento Sostenible”, afirma este arquitecto de profesión.
Más adelante, tras el retiro de sus compañeros del proyecto, Franklin continuó por su cuenta esta labor social que ha transformado y transformará la vida de muchos.
Antes de hacer su posgrado en Gerencia de Proyectos, Franklin trabajaba en sectores de crecimiento espontáneo donde vivían familias que venían del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades. “La situación de los pobladores de esos lugares que conocí era económicamente complicada, pero desde siempre supe que era posible ayudarlas”, cuenta.
Basado en ese panorama, el EANista construyó un proyecto productivo para que esas personas pudieran tener un ingreso adicional, sin la necesidad de abandonar su trabajo habitual, al mismo tiempo que aplicaban su experiencia en el campo.
Durante su paso por la Universidad EAN, Franklin encontró el conocimiento y el apoyo necesario para poner en marcha sus ideas y empezar a transformar las vidas de las familias que lo inspiraron a emprender. “Me decidí a estudiar aquí por su pénsum y por su programa de doble titulación con la Universidad de Quebec à Chicoutimi de Canadá”, afirma este paisa que vive en Bogotá desde el 2004.
Además, la experiencia en el camino le enseñó a Franklin que las empresas necesitan de una dedicación muy grande y, lo más importante, que siempre deben apuntarle a mejorar la calidad de vida de las personas. De hecho, con el trabajo conjunto de Urban Garden y algunas familias, este EANista ha logrado el equilibrio perfecto entre el eje social, el económico y el ambiental que todo emprendimiento sostenible necesita.
Por un lado, Urban Garden está generando inclusión y participación comunitaria. Por el otro, ha desarrollado un comercio justo con base en la economía participativa, que le ha permitido a los cultivadores generar ingresos adicionales. Por último, el proyecto ha aumentado las áreas verdes en las zonas urbanas.
De acuerdo con Franklin, parte del éxito de las ventas y la popularidad que ha tenido este emprendimiento radica en que la gente se ha interesado en saber de dónde vienen los productos que consumen y si en su producción se han usado pesticidas.
Entre los reconocimientos que Urban Garden ha obtenido está el haber quedado como finalista en la convocatoria Bajo Carbono y el hacer parte de la feria The Gift Show.
Ahora, Franklin tiene el reto de comercializar y visibilizar más sus productos para poder participar en más mercados. “Tengo la meta de vincular a más familias, porque para que esta empresa crezca hay que invertir en la sociedad. Mi sueño es tener más terrazas verdes y ayudar a capturar más carbono”, concluye.